La Oración por la Sanación Interior

La Oración por la Sanación Interior

La Oración de Sanación Interior es un encuentro lleno de gracia con el Señor que sana su corazón y desintoxica su alma para fortalecer la intimidad con el Padre Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo.

Se apropia del peso de Cristo de la condena y de la cruz para ayudarlo a liberarse de las heridas emocionales en sus raíces, fortalezas y creencias limitantes.

La libertad se experimenta cuando tu alma curada se realinea con tu espíritu. A través de la Oración de Sanación Interior, Dios revela su verdad sobre quién eres y su naturaleza, permitiéndote caminar de manera tan auténtica como Jesús y cumplir tu destino.

El proceso de Sanación Interior

Comenzar el proceso de Sanación Interior no resulta fácil para muchas personas, porque desafortunadamente tienen que volver a vivir el momento o los momentos difíciles por los que han tenido que pasar, las amarguras que han tenido que afrontar y que han causado su odio o su rencor.

Por la Oración de Sanación y Interior, que debe realizarse dentro de un estado de paz oración, en el cual se le ha pedido previamente a Jesús que coloque en nosotros sus sentimientos, su capacidad de olvidar y de perdonar, ya que con nuestros sentimientos humanos nos es imposible por nuestros propios medios llegar al perdón, que es un don de Dios.

Para realizar eficazmente la oración de Sanación Interior, ayudados por el Espíritu Santo, debemos traer a la mente cada una de las personas que nos han ocasionado heridas o que nos han llenado de tristezas.

Como la sanación de los recuerdos es un proceso, el Señor irá colocando persona a persona, y a cada una debemos llamarla por su nombre propio y establecer el problema o los problemas determinados que se presentaron y que deben ser motivo de perdón.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados

Romanos 8:28

Bajo este contexto vamos con la ayuda del Señor recorriendo todos los momentos aciagos de nuestra vida y con la gracia de su perdón, empezamos a mirar a cada persona con los ojos de Dios, empezamos a sentir por ella, con el corazón o los sentimientos de Dios, sólo a través de los cuales podemos declararlos inocentes, al comprender que no sabían lo que hacían, y en el poder de la Sangre de Jesús, empezamos a cortar toda atadura o nexo, que por causa del rencor, del resentimiento o del odio hay con la persona que requiere de nuestro perdón.

Oración de sanación de los recuerdos

Oración para la Sanación Interior

Colócate ante la presencia de Dios, dispón tu corazón y desde el fondo de tu ser háblale a tu Padre que está en lo escondido de tu Ser mediante la Oración de Sanación Interior y el te responderá:

Señor Jesús, te doy gracias por enseñarme que debo perdonar siempre a todos los que me han ofendido, que debo olvidar todas las ofensas que me han hecho y que debo colocar en tu misericordioso corazón y en la llaga siempre abierta de tu sacratísimo costado, todos los recuerdos anómalos, las tristezas y los desengaños, las angustias y los desencantos, las desilusiones y las frustraciones, los odios, los rencores y los resentimientos; en fin, Señor, que debo entregarte todas las heridas que durante tanto tiempo o durante gran parte de mi vida he acumulado en mi atribulado corazón, en lo más profundo de mi alma, en lo más inconsciente de mi ser.

Amado Padre Celestial, tú me has creado, a ti te debo la vida, tu providencia y amor la han sostenido durante todo el tiempo de mi existencia y hoy reconozco que sólo Tú, Dios omnipotente y misericordioso, puedes hacer en mi una nueva creación, puedes darle un nuevo rumbo a mi vida, puedes darme la verdadera vida que tanto he anhelado, puedes darle luz a mis ojos y amor a mi corazón, puedes romper las ataduras con que he ligado a todos los que he odiado o por los que he sentido rabia y rencor y en cuya maraña yo también me encuentro enredado hoy.

Amado Señor Jesucristo, tu conoces toda mi existencia y sabes cómo fue el momento de mi concepción, porque desde antes de nacer mi nombre estaba escrito en tu mano.  Tu sabes si fui deseado(a) o no, tu sabes si fui producto del amor o de un momento de pasión, tu sabes si fui el producto de una concepción responsable o el producto de la brutalidad y la bestialidad de los hombres, en fin, Señor, tu sabes y conoces todas las falencias que por esta causa hay en el fondo de mi ser.  Señor, hoy perdono con tu perdón y amo con tu amor a mis padres si no me amaron al concebirme, si no me desearon, si de pronto trataron de abortarme.  Yo los perdono en tu Nombre, los declaro inocentes, y con tu sangre preciosa rompo toda atadura del mal que por el odio o el rencor hayan sembradas en mi corazón, yo los abrazo y de todo corazón te pido por ellos para que tu bendición los alcance donde se encuentren, y te pido que sanes en mi el vacío que su falta de amor dejó y las heridas que su rechazo o violencia dejaron en mi alma.

Señor Jesús, yo perdono a mis padres por todos los acontecimientos anómalos que ocurrieron durante el tiempo de mi gestación, en esos nueve meses o en tiempo que estuve en el vientre de mi madre:  por los ultrajes verbales que ella tuvo que afrontar y que están en el fondo de mi ser; por las agresiones físicas a que fue, por la violencia verbal y de hecho, por el abandono o la separación, por las necesidades que tuvimos que afrontar, por los intentos de aborto, por los temores y la inseguridad que sembraron en mí, en fin, por todos aquellos acontecimientos que se han quedado latentes en el fondo de mi ser y que hoy son el motivo de mi violencia , de mi odio, de mi timidez, de mi limitación física o intelectual.  Sáname Señor, llena los vacíos existenciales que hay en mí, transforma lo que no es tuyo y con tu poder renueva mi vida.  En tu Nombre Santo yo los  perdono de corazón, los declaro inocentes, los abrazo, rompo toda atadura que el mal haya podido producir en mí por estas causas y en tu Nombre  los bendigo donde se encuentren.

Señor, hoy quiero perdonar a mis padres, a mis hermanos, a mis familiares, a mis amigos, a mis compañeros de estudio, a mis vecinos, a los médicos, las enfermeras, las autoridades, los sacerdotes, los religiosos y a todas aquellas personas que tuvieron algo que ver  conmigo durante los primeros siete años y de estos a los catorce años de mi vida.  Los perdono por los malos tratos, por los ultrajes, por las envidias, por las peleas, por los abusos, por los traumas que me crearon, por las incomprensiones, por el desamor, por las injusticias, por los apodos, por hacerme sentir mal y ridiculizarme, por burlarse de mí, por despreciarme, por no tenerme en cuenta, por haber expresado que yo era un estorbo para ellos, por  manifestarme que yo era un don nadie y que no servía para nada, por haberme abandonado, en fin, Señor, tu sabes todos los momentos amargos que pasé durante estos catorce años de mi existencia y conoces todas las heridas que hay en el fondo de mi corazón, que sangran aún y que son la causa de mi comportamiento anormal, de mi tristeza permanente, de mi depresión o de mi enfermedad.

Señor Jesús, con tu sangre preciosa sáname, llena tú el vacío que quedó en mí y haz en mi una nueva creación.  Yo los perdono de todo corazón, rompo todo nexo o atadura que por estos conceptos hayan quedado en mí, los declaro hoy inocentes, los abrazo y te pido para cada uno de ellos bendiciones y gracias donde se encuentren.

Coloco hoy en tus manos, Señor Jesús, toda mi vida de relación, todos los  acontecimientos que ocurrieron desde los quince años hasta la edad actual,  los noviazgos, la unión libre, el matrimonio, la concepción de los hijos, los abortos que me provoqué o que induje a provocar, el adulterio, la infidelidad,  la vida sexual desordenada, el alcoholismo, la prostitución, el homosexualismo, el lesbianismo, la  masturbación, la drogadicción, el robo, la inmoralidad, la pornografía, etc., en fin, Señor, todos los actos que durante este tiempo realicé y por cada uno de ellos te pido Amado Padre Celestial que me perdones, me perdono por haber participado conscientemente en ellos y de todo corazón perdono a las personas que me engañaron, que se burlaron de mí, que me violaron, que me abandonaron, que me indujeron al mal, que me trataron mal de palabra o de hecho, que me traicionaron o abusaron de mi confianza, que me injuriaron, que hablaron mal de mí sin ninguna razón justificada, que me calumniaron, etc.

Yo los perdono de todo corazón, los declaro inocentes, rompo en el Nombre del Señor toda atadura que tenía con ellos por el recuerdo de las ofensas recibidas, los abrazo en Jesús y María Santísima y pido para cada uno, donde se encuentren, bendiciones y gracias abundantes en esta vida, y luz y descanso para sus almas si se encuentran en el descanso eterno.

Reconozco que son muchas las heridas que la vida, el mundo y los seres que digo amar o que han pasado por mi vida han dejado en mí y por eso te pido la gracia de  perseverar, de no desfallecer y de humildemente perdonarlos cada día en tu Santo Nombre y por el gran amor que siento por Ti.

Señor Jesús, te doy gracias por sensibilizar mi corazón hacia el perdón, por darme  la fortaleza y el amor para hacerlo y por la paz que hoy siento en lo más profundo de mi  alma al poderlo realizar. Amén

Oración por la Sanación de los Recuerdos

Señor Jesús, Tú puedes volver atrás conmigo y caminar con­migo a través de mi vida desde el momento que fuera concebido.

Ayúdame, Señor, aún entonces: límpiame y líbrame de todo lo que pudo causarme dificultades en el momen­to de mi concepción. Tú estabas presente en el momen­to que fui formado en el vientre de mi madre; líbrame y sáname de cualesquiera ataduras en mi espíritu que ha­yan podido llegarme por mi madre o las circunstancias de la vida de mis padres aún cuando tomaba forma. Por esto, te doy gracias.

También te alabo, Jesús, porque además me estás sanando del trauma de nacer. (Muchas de nuestras ma­dres tuvieron partos largos y dolorosos cuando nacimos, y esto tiene un efecto en la criatura). Te pido, Señor, que me cures del dolor de nacer y de todo lo que sufrí al nacer. Te doy gracias, Señor, porque Tú estabas allí para recibirme en tus brazos cuando nací. Conságrame en ese mismo momento al servicio de Dios. Gracias, Jesús, por­que esto se ha hecho.

Señor Jesús, te alabo porque en esos primeros meses de mi infancia Tú estabas conmigo cuando te necesité. (hay muchas personas que necesitaban más amor del que recibieron de su madre, todo el amor que necesita­ban, porque fueron separados por circunstancias que no pudieron evitarse. No recibieron el amor que les hubiera ayudado a sentir fuerza y estabilidad). Hubo veces que necesite que mi madre me acunara en su pecho y me me­ciera y me hiciera cuentos infantiles como solamente sa­be hacerlo una madre. Señor, hazlo Tú en lo más pro­fundo de mi ser. Déjame sentir un amor maternal tan conmovedor, confortante y profundo que nada pueda jamás separarme de ese amor otra vez. Te doy gracias y te alabo, Señor, por que sé que lo estás haciendo ahora mismo.

(También hay personas que necesitaron más del  amor paternal en sus vidas) Por cualquier razón que me haya sentido descuidado, rechazado, Señor, llena esa parte de mi ser con un profundo amor paternal que sólo viene de un padre. Aunque yo no esté consciente de haber necesi­tado unos abrazos fuertes y un “papito” que me amara y me diera seguridad y apoyo, dámelo Tú ahora. Gra­cias, Señor, porque esto también lo estás haciendo.

(Según crecíamos, algunos de nosotros pertenecíamos a familias donde no había mucho tiempo para nosotros como individuos). He llegado a entender y a aceptarlo, pero una parte de mi ser en realidad nunca se sintió completa, nunca se sintió verdaderamente querida. Te pido hoy una curación de ese sentimiento, Señor, hazme saber que soy tu hijo, una persona importante en tu fa­milia, un hijo único que amas de una manera muy espe­cial.

Cúrame, Señor, las heridas causadas por las relaciones con mi familia, el hermano o hermana que no me enten­día del todo o que no me demostraba amor y bondad debidamente. Una parte mía nunca se sintió amada por eso. Déjame ahora alcanzar en perdón a ese hermano o hermana. Quizás a través de los años, nunca he podido aceptarlos porque nunca me sentí verdaderamente acep­tado por ellos. Dame un gran amor por ellos. Así que la próxima vez que los vea haya tanto amor que todo lo viejo habrá pasado. Me habrás renovado. Te doy gracias por eso, Señor.

(Según crecíamos, el primer trauma real en nuestra vi­da pudo haber sido cuando fuimos a la escuela por pri­mera vez). Esa fue la primera vez que nos ausentamos del hogar y todo lo que ello representaba. Para algunos de nosotros que éramos muy sensitivos, que éramos tími­dos, inseguros, esto fue difícil: …quedarnos con aquella maestra extraña, con compañeros extraños, en un lugar extraño.

Señor, de veras nunca me recuperé de esa experiencia, porque había cosas que esperaban de mí y cosas que me herían mucho. Hubo maestras intratables y niños que no me mostraban amor o comprensión.

Te pido, Señor, que me sanes de todos esos años que pasé en el salón de clase, que me quites todo el dolor y sufrimiento que recibí en ese tiempo. Me retraje en ese entonces, Señor, y empecé a sentir miedo de hablar en grupos porque me habían ridiculizado, castigado, criti­cado en el salón. Dejé de hablar porque era demasiado doloroso. Señor, te pido que abras la puerta de mi cora­zón. Déjame relacionarme en grupos de una manera más abierta y libre de lo que he podido hasta ahora. Según se lleva a cabo esta curación, tendré la confianza y el valor de hacer lo que me pidas en toda situación. Gracias, Se­ñor, porque creo que estás sanándome ya.

(Señor, cuando entré en la adolescencia, empecé a ex­perimentar cosas que me asustaron, me avergonzaron y me causaron dolor). Nunca he podido sobreponerme del todo a algunas experiencias que tuve cuando me estaba conociendo a mí mismo, lo qué significa ser persona. Te pido, Señor Jesús, que sanes todas las experiencias que tuve como adolescente; las cosas que hice y que me hi­cieron y de las que nunca me he sanado. Entra en mi co­razón y quita todas las experiencias que me causaron su­frimiento o vergüenza. No te pido, Jesús, que borres es­to de mi mente sino que lo transformes de manera que pueda recordarlo sin vergüenza, con acción de gracias.

Hazme comprender por lo que hoy están pasando los jóvenes, porque yo mismo también he pasado por ello: esa época de búsqueda y conflicto. Según me voy sanan­do, déjame ayudar a otros a encontrar la curación.

Señor, al salir de este período de mi vida, y al empe­zar a crecer en la vocación a que me llamabas, tuve difi­cultades. (Algunos fuimos llamados a ser esposos y espo­sas, algunos fuimos llamados al celibato, otros escogie­ron la soltería o ahora son viudos o divorciados). Ha ha­bido dolor, ha habido sufrimientos; no hay carrera algu­na en la tierra que no conlleve dificultades de ajuste, problemas que necesitaban curarse en la vida privada).

Te pido, Jesús que me cures en el estado de vida que me encuentro hoy, y todo lo que eso ha significado para el mundo que me rodea.

(Esposos y esposas tienen cosas del pasado que se interpretan en sus relaciones, heridas y sufrimientos que solo pueden existir entre quienes tratan de vivir juntos y conocerse en una situación muy íntima).

Señor, sáname de estas cosas. Haz que mi matrimonio empiece a ser de nuevo lo que Dios quiere que sea. Toma en tus manos todas las heridas y sufrimientos del pasado, para que desde ahora en adelante este matrimonio sea limpio y comience de nuevo tan libre y tan sano como sea posi­ble.

Gracias, Padre, que mediante esta curación podemos llegar a ser la clase de marido y mujer que Tú pides que seamos.

(Los sacerdotes, religiosos y religiosas han tenido heridas que los han alejado de Jesús en vez de acercarlos a Él). Señor, ayúdame a sentir tal calor y fortaleza de amor en mí que nunca jamás dude yo, si el camino que sigo es al que me has llamado. Dame valor y confianza en la obra que me has llamado a hacer. Llévame adelante con propósito y metas nuevas.

Gracias, Padre, porque sé que estás haciéndolo.

(Los solteros que se han sentido llamados a esa vida, siguen los pasos de Jesús con un dolor y sufrimiento que sólo Dios conoce).

Me he sentido solo y, en ocasiones, abandonado y to­talmente rechazado por el resto de la humanidad.

Señor Jesús, lléname hoy de un nuevo sentido de fortaleza y propósito. Hazme comprender lo que has puesto en mi corazón. Déjame ser un testimonio vivo de Jesucristo. Te doy gracias, Padre, porque sé que estás haciendo esto

Según siento la unción de tu amor, te glorifico, Señor, porque sé que está hecho. Señor, no hay poder en el cie­lo o la tierra que pueda impedirlo. Te alabo, Señor, por­que se que mientras más te entrego, dándote gracias y alabándote por ello, más me das la fortaleza de tu pre­sencia, el poder de tu Espíritu, el amor de tu Divino Hi­jo. Te alabo, Jesús, por esta curación y te glorifico. Gra­cias.

Amén

Para que usar estas Oraciones

  • Para hacerle preguntas a Dios sobre su problema actual o pasado
  • Para que Dios te responda directamente, se revele ante Su corazón y verdad, y traiga curación
  • Para tener experiencia gentil y llena de gracia.
  • Un tiempo de remanso y paz interior mediante al recitar la oración de sanación interior.

Trate de no programar nada cuando decidas practicar la oración de sanación interior para dar tiempo a descansar y pasar un momento tranquilo con Dios; Te sentirás cansado, tranquilo y más ligero después de practicar esta poderosa oración.

Cómo recibir la curación interior

Si está interesado en recibir la sanación interior del alma, además de practicar esta oración de sanación interior puedes buscar un consejero profesional que brinde oración espiritual, puede tratarse de un ministro de confianza u optar por que alguien le acompañe a un lugar de encuentro cristiano.

La oración de sanación interna es más efectiva cuando el receptor está completamente de acuerdo en recibirlo sin la presión de otros (padres, cónyuges, etc.).

Oración de Sanación interior o Guía

El asesoramiento de un profesional como podría ser un psicólogo se basa en la ciencia del comportamiento. Sin embargo, existe un reconocimiento emergente entre los profesionales de la salud conductual de que es importante incluir las creencias y prácticas espirituales y religiosas de un cliente dentro de la estructura terapéutica.

La oración de sanación internao es una herramienta de asesoramiento profesional, es una intervención espiritual. Es un tiempo de interacción con el Padre, Jesús y el Espíritu Santo para la integridad y la conexión. Reconoce a Dios como consejero, sanador y agente de cambio.

La oración de sanación interna cambia el enfoque de hablar sobre Dios en el asesoramiento a ayudarte a hablar directamente con Él, permitiéndonos experimentar Su presencia y poder sanador..

Aunque la oración de curación interna y el asesoramiento profesional son diferentes, se complementan maravillosamente en un entorno cristiano. Se puede hacer de manera independiente o en conjunto con el asesoramiento invitando a Dios a la sesión y permitiéndole hacer el trabajo de curación. El asesoramiento puede ayudarlo a aprender a abrazar la libertad que recibió en la oración de sanación interior.

Created with Fabric.js 3.6.3 Created with Fabric.js 3.6.3 Created with Fabric.js 3.6.3 Created with Fabric.js 3.6.3